Después de veinte meses de implementación del proyecto “Conservación y uso sostenible de los recursos naturales con integración de la perspectiva de género para mejorar la seguridad alimentaria de 2.874 mujeres y jóvenes de 67 cooperativas en 36 aldeas en el círculo de Baraouéli, región de Ségou, Malí», ejecutado por CONEMUND y financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), ha llegado el momento de capitalizar las mejores prácticas implementadas por las/os beneficiarias/as de nuestro proyecto en términos de resiliencia al cambio climático.
Los cursos sobre técnicas de adaptación y mitigación del cambio climático han sido impartidos a través de sesiones teóricas y prácticas y luego se han aplicado durante más de un año y medio en agricultura, horticultura y conservación de la naturaleza por parte de las comunidades beneficiarias.
La producción y el uso de compost, la fabricación y uso de bioplaguicidas, el uso de semillas mejoradas, la reforestación, la fabricación y uso de cocinas mejoradas, técnicas como el Zaï, la media luna, la fajina o barrera de varillas, las barreras de tierra, las técnicas de cultivo en camellones, la rotación y la asociación de cultivo y barbecho, así como la Regeneración Natural Asistida (RNA), han sido alguno de los contenidos de las capacitaciones impartidas.
Todas estas prácticas fomentan el desarrollo rural sostenible inclusivo y la agricultura ecológica adaptada al cambio climático, promoviendo la seguridad alimentaria mediante el aumento de la producción y mejorando, paulatinamente, las condiciones de vida de los/as beneficiarios/as. Las técnicas son innovadoras, fáciles de aplicar y económicas, adaptadas al área de intervención y con criterios de sostenibilidad ambiental. Contribuyen a la reducción de las desigualdades de género y al empoderamiento de las mujeres a través de su acceso a técnicas apropiadas para la producción de cereales y hortalizas a gran escala, incluso en tierras degradadas.
Además, los métodos utilizados para reducir el consumo de leña aligeran considerablemente la carga laboral de las mujeres y les permiten hacer otras cosas gracias al tiempo que ahorran en las tareas del hogar.
Después que las comunidades probaran y aprobaran dichas técnicas, el proyecto decidió capitalizar estas buenas prácticas para el intercambio de experiencias y la sostenibilidad de las mismas con la elaboración de un manual que recoge las mejores prácticas implementadas en términos de resiliencia al cambio climático.
Según testimonios de los/as beneficiarios/as, la aplicación de estas técnicas y estrategias ha contribuido mucho a incrementar la producción de cereales y hortalizas, a mitigar los efectos del cambio climático y a mejorar la seguridad alimentaria y los ingresos monetarios de las comunidades beneficiarias.
Así por ejemplo, la presidenta de la cooperativa Badenya ni Djiguiya, Sra. Korotoumou Sacko, del pueblo de Somo, en la comuna del mismo nombre, nos confirmó la efectividad del bioplaguicida:
“El producto orgánico nos es muy útil porque había mosca blanca en nuestro perímetro hortícola. Al principio tratábamos las plantas con productos químicos que no dieron buenos resultados y nos vimos obligadas a arrancar nuestros plantones y retomar la actividad. Después de nuestra capacitación sobre pesticidas orgánicos, tratamos las plantas de estos productos dos veces por semana y gracias a Dios ya no hay insectos dañinos en las parcelas”.
Un viverista de nombre Sr. Lamine Diarra, que fue formado en el proyecto, nos ofreció el siguiente testimonio:
“Desde que me convertí en viverista, esta es la primera vez que hago una venta de este tipo. Quisiera agradecer a la ONG Le Tonus y a su socio financiero CONEMUND por haber iniciado tal actividad. Después del curso de capacitación recibí semillas de plantas y materiales para realizar la actividad. Una parte de mi producción fue comprada por el proyecto para equipar a los beneficiarios y luego, todo el resto de mi producción, fue comprada localmente. Para la próxima campaña (a partir de abril de 2022) ya he puesto en marcha un nuevo vivero. Mi situación económica ha mejorado muy rápidamente gracias al proyecto y le doy las gracias a Le Tonus y a CONEMUND”.
En Dougoufé, la Sra. Korotoumou Diarra, miembro de la cooperativa, declaró lo siguiente sobre las nuevas cocinas:
“Este tipo de cocina es muy útil para nosotras las mujeres porque no consume mucha leña, emite poco humo y es aún más rápida para cocinar que la antigua práctica de cocinar en tres piedras. Antes de su instalación consumía una carreta de leña en 15 días y ahora con la cocina de barro tengo para 30 días, lo cual supone una reducción del 50% del consumo de leña ».
Ante la coyuntura presente, se ha vuelto fundamental que las comunidades conozcan, dominen y adopten estas técnicas de resiliencia frente al cambio climático.