Fortalecer las capacidades de organizaciones comunitarias, apoyar a las mujeres y niñas víctimas de violencia y formar una red de personas expertas en las comunidades, son tres estrategias puestas en marcha por el proyecto de CONEMUND en el Alto Egipto con este objetivo: combatir la violencia contra las mujeres y promover la igualdad de género en las zonas rurales del Alto Egipto.
De estas acciones emprendidas por CONEMUND en el marco del proyecto financiado por la UE y de la mano de Fundación Gozur, han sido testigo nuestro equipo de Sede en su visita de seguimiento a Egipto del 24 de enero al 4 de febrero.
En esta visita han tenido la oportunidad de conocer de primera mano el trabajo que se está llevando a cabo en los cinco gobernorados bañados por el Nilo y por una fuerte desigualdad entre hombres y mujeres: Beni Suef, Assiut, Sohag, Qena and Luxor.
En el viaje a cada gobernorado se han realizado reuniones con los equipos de las organizaciones de base, así como con las propias beneficiarias del proyecto y las personas socias del proyecto, quienes han ido compartiendo las experiencias y acciones realizadas. Entre ellas destaca el establecimiento de las unidades de apoyo psicológico, legal y social que ha ofrecido el proyecto a mujeres víctimas de la violencia de género.
La difícil situación de vulneración de derechos en la que se encuentran las mujeres contrasta sin embargo con el compromiso y la energía de toda una red de voluntariado movilizada entorno a este proyecto.
Destaca también la colaboración entre distintos proyectos de las organizaciones comunitarias. Existe un clima de verdadera cooperación y esto hace que se aprovechen los recursos y se multipliquen las sinergias.
Además, muchas de las organizaciones comunitarias, tienen vinculación con organizaciones comunitarias de base en pueblos y áreas profundamente rurales lo que ha hecho que el proyecto haya servido para tejer una red más amplia por toda el área del Alto Egipto.
Por último hay que resaltar que se ha trabajado con una red de personas expertas (como jefes y jefas religiosos, profesores de Universidad, etc) que ha ayudado a dar mayor impulso al proyecto.
De hecho, ha resultado tremendamente llamativo la gran cantidad de personas que han participado, dado vida y alimentado este proyecto. La participación de la comunidad más allá de los actores estrictamente implicados, ha hecho que el proyecto amplifique y ahonde en su impacto dando como resultado un trabajo muy real y muy ajustado a la realidad del contexto.
Cuando tocamos terreno, no nos equivocamos, ver y oír de primera mano los testimonios de las mujeres a las que el proyecto está llegando; ver y escuchar a la cantidad de voluntarios y voluntarias de la organizaciones que están implicadas y dedicando su tiempo y energía en este proyecto, nos hace confirmar que realmente esto merece la pena, que el proyecto es muy real y sólido y está siendo una herramienta de transformación de la realidad de muchas mujeres y familias en el Sur de Egipto.